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Psykhe (Santiago)

On-line version ISSN 0718-2228

Psykhe vol.20 no.2 Santiago Nov. 2011

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22282011000200001 

PSYKHE 2011
Vol. 20, N° 2, 3-5

SECCIÓN ESPECIAL: VIOLENCIA ESCOLAR
SPECIAL SECTION: SCHOOL VIOLENCE

Introducción a la Sección Especial

 

Introduction to the Special Section

 

Christian Berger
Editor Invitado

Pontificia Universidad Católica de Chile


Durante los últimos años la violencia escolar se ha instalado como uno de los principales problemas en los contextos educativos y ha movilizado gran cantidad de investigaciones, intervenciones y políticas públicas, tanto a nivel nacional como internacional. Lo anterior se ha visto reflejado en Chile en la discusión legislativa sobre la ley de convivencia escolar y en la realización de la Encuesta Nacional de Violencia en el Ambito Escolar desde el año 2005, ya en su tercera versión (Chile, Ministerio del Interior & Adimark GFK, 2010). Los resultados de esta última encuesta revelan que un 23,3% de los estudiantes encuestados reporta haber sido víctima de alguna forma de agresión en el contexto escolar, mientras que un 28% reporta haber agredido a otros. Estos porcentajes son transversales a distintos contextos geográficos del país y a la dependencia administrativa de la institución educativa.

La urgencia de abordar la violencia escolar no se fundamenta solo en los indicadores de prevalencia antes descritos, sino también en la creciente y consistente evidencia respecto del impacto negativo que las dinámicas de violencia tienen para el desarrollo de víctimas, agresores y observadores (entre ellas sintomatología ansiosa y depresiva, conductas antisociales e indicadores de malestar psicológico y social en el mediano plazo), como también para profesores, familias y comunidades educativas.

No obstante lo anterior, el abordaje de este fenómeno en Chile —y en Latinoamérica en general— se ha visto dificultado por tres condicionantes. En primer lugar, los marcos teóricos que se han utilizado para comprender el fenómeno han sido desarrollados en su gran mayoría en Norteamérica y Europa, en contextos sociales, culturales y educacionales muy distintos a la realidad local. Si bien estos modelos han sido de gran utilidad para abordar preliminarmente la violencia escolar y establecer estudios de tipo más descriptivo, no son del todo pertinentes al intentar una explicación o interpretación del fenómeno.

Una segunda condicionante, relacionada con la anterior, es la escasez de estudios locales que entreguen evidencia empírica de la violencia escolar. Si bien Chile cuenta con información de calidad respecto de la prevalencia, aún son escasos los estudios que intentan una comprensión del fenómeno y su contextualización sociocultural. Dichos estudios debieran focalizarse en distintos actores y perspectivas asociadas a la violencia, fundamentarse en diversos marcos teóricos e interpretativos de la información y utilizar técnicas de investigación variadas, integrando metodologías cuantitativas y cualitativas.

La tercera condicionante es la necesidad de informar y evaluar las intervenciones que se realizan en relación con la violencia escolar. Al igual que en otros temas que se instalan como prioritarios en nuestras sociedades, la urgencia motiva la realización de muchas iniciativas e intervenciones que, lamentablemente, en su mayoría no son comunicadas ni menos evaluadas. De esta forma, no se construye conocimiento respecto de qué tipo de estrategias e intervenciones tienen un impacto en la disminución de la violencia escolar y promocionan relaciones positivas y de buen trato en los contextos escolares.

Tanto en Chile como en otros países latinoamericanos existen investigadores e interventores que han tomado estos desafíos y han comenzado a generar investigaciones e intervenciones locales, levantando datos y construyendo marcos conceptuales e interpretativos pertinentes a las realidades locales. Sería injusto intentar aquí una enumeración de dichos trabajos, pues un ejercicio de este tipo siempre implica ciertos sesgos que precisamente atentan contra el objetivo de iniciativas como esta sección especial. En efecto, los trabajos que integran esta sección especial constituyen importantes avances en esta línea y, en su conjunto, permiten vislumbrar la complejidad de la violencia escolar como fenómeno educacional, sociocultural y evolutivo, así como posibles y variadas formas de comprenderlo y abordarlo.

En un interesante estudio de caso sobre la manera en que la violencia escolar es percibida y significada, López, Carrasco, Morales, Ayala, López y Karmy muestran que el discurso preponderante tiende a individualizar la violencia y genera respuestas ad-hoc a dicha definición, las que tienden a reforzar este discurso, favoreciendo procesos de exclusión y debilitando las posibilidades de acción de la propia comunidad educativa. Su estudio destaca la necesidad de que las instituciones educacionales cuestionen sus creencias y discursos sobre la violencia escolar, comprendiendo que esta se constituye en una forma de establecer relaciones con otros. Así, se releva la necesidad de su abordaje desde la construcción de un orden social basado en la justicia, el respeto y la equidad.

El trabajo de Pérez pone un importante énfasis en el rol de los profesores como actores clave en el sistema educativo y se focaliza en comparar sus percepciones, empatía y disposición a intervenir en casos de bullying entre sus estudiantes. Los resultados de este estudio revelan cómo las dinámicas de violencia relacional son percibidas como menos graves y movilizan en menor medida los recursos de los profesores, en comparación a otras formas de violencia. Al considerar la demanda de los profesores de contar con estrategias para hacer frente a los casos de violencia —y a las dinámicas interpersonales en general— entre sus estudiantes, el estudio de Pérez brinda información de gran utilidad para planificar intervenciones e informar los procesos de formación docente, tanto inicial como continua.

Focalizándose en otro actor central para comprender las dinámicas de violencia en las escuelas, Potocnjak, Berger y Tomicic rescatan la subjetividad de los estudiantes. Desde un enfoque ecológico y enfatizando los procesos relacionales, los autores dan cuenta de la función que juega la violencia en las dinámicas de pares en la adolescencia. Más aún, los resultados revelan un gran vacío respecto del rol adulto de guía, contención y afecto, vacío que, según el relato de los adolescentes, buscan compensar a través de las relaciones con sus compañeros. De esta forma, las necesidades socioafectivas de los estudiantes que no son satisfechas por los adultos —profesores y padres— serían un factor de riesgo para el establecimiento de relaciones interpersonales basadas en la violencia.

También desde la perspectiva de los estudiantes, el artículo de Dias, Lisboa, Koller y DeSousa aborda posibles factores de riesgo y protección para la presencia de relaciones de violencia entre pares. Investigando en una muestra de adolescentes brasileños, se focalizan en dos conductas eminentemente sociales, la agresividad y la pro-sociabilidad, y comprueban su efecto en el bullying y la popularidad. Apoyándose en una sólida línea de investigación que muestra asociaciones entre estas características, los autores muestran asociaciones entre la agresividad y el bullying, y entre la pro-sociabilidad y la popularidad, pero no encuentran relaciones de moderación entre dichas variables. Sus resultados dejan ver la urgencia de contar con estudios que nos ayuden a comprender el rol que estas conductas juegan en el desarrollo de niños y adolescentes y en el tipo de relaciones interpersonales que establecen.

Finalmente, desde la perspectiva de las intervenciones para prevenir la violencia escolar, pero al mismo tiempo para intencionar estrategias de promoción de una convivencia positiva, el artículo de Varela presenta la evaluación de un programa de intervención realizado en cuatro establecimientos educacionales de una comuna de la Región Metropolitana de Chile. El programa Recoleta en Buena constituye una adaptación de un modelo que ha mostrado su efectividad en contextos norteamericanos, pero que, como bien plantea el autor, no puede ser aplicado directamente en la realidad chilena. En este sentido, la sistematización del programa implementado, así como la evaluación de su efecto, constituyen importantes aportes para poder delinear estrategias de prevención pertinentes y efectivas, así como para identificar indicadores de logro e impacto de las mismas.

Además de los importantes e interesantes aportes que constituyen cada uno de los artículos que componen esta sección especial, es especialmente un orgullo contar con el comentario de Enrique Chaux, quien ha desarrollado un trabajo pionero y de gran impacto en Colombia y que ha inspirado a investigadores y a organizaciones e individuos que desarrollan e implementan intervenciones en este tema a nivel mundial. Su mirada respecto de este conjunto de trabajos realza los aportes que estos artículos entregan en torno a la comprensión de la violencia escolar y, al mismo tiempo, releva los desafíos pendientes y emergentes en este campo de investigación e intervención.

En síntesis, el conjunto de trabajos presentados en esta sección especial permite abordar el fenómeno de la violencia escolar desde distintas perspectivas teóricas, distintos niveles de complejidad del entramado social, perspectivas de diversos actores y utilizando metodologías diversas. Lejos de pretender ser una exhaustiva cobertura a la violencia escolar, parece mostrar el camino que investigadores y organizaciones e individuos que desarrollan e implementan intervenciones debieran seguir al momento de abordar fenómenos complejos y urgentes como este.

Por último, quiero agradecer al equipo editorial de la revista Psykhe por invitarme a participar como editor de esta sección especial y por otorgar un espacio académico a la violencia escolar que permita avanzar en su comprensión, pero, al mismo tiempo, que permita vislumbrar líneas de prevención de la violencia escolar y de promoción de culturas de buen trato.

Referencia

Chile, Ministerio del Interior & Adimark GFK (2010). Encuesta de Violencia en el Ambito Escolar 2009. Santiago, Chile: Autores.

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